Fin de semana en Poneloya, un descanso en el camino, tiempo para pensar, para hablar con el mar, para ver el atardecer, para compartir con el grupo, para encontrarme a solas, para escuchar las olas, para jugar con Paulina, para dorarme al sol, para hablar de lo hasta ahora vivido, para creer en un proyecto, para relativizar pequeñeces en la convivencia, para abrazar y ser abrazada, para embobarme mirando las estrellas, para echar de menos...
De camino a la playa hicimos una parada en Sutiava, barrio periférico de León. Tras una charla sobre el funcionamiento social del barrio, nos invitaron a dar un paseo amenizado por un pasacalles de La Gigantona...y llegó, me llegó, choqué y me estampé con la pobreza (hasta ahora matizada por la organizaión). A diferencia con la comunidad de Venecia, los residentes del barrio no sabían que el grupo iba de visita, comenzaron a unirse niños al sonido de la tamborada, todos regalando sonrisas, Diana quiere ser bailarina, y su prima Selma licenciadan, juegan a la rayuela y cantan canciones, sólo que también, el sonido de un disparo entra dentro de su cotidianidad ...
El paseo fue breve e impactante, y mis sensaciones en crescendo, nos volvieron a reunir en la sede social donde nos tenían preparada una merienda, no sabía cómo actuar, nos estaban regalando un lujo, y alrededor de la sede se habían quedado a la espectativa pandillas de niños que se habían sumado al pasacalles, tenía un nudo en el estómago y sabía que tampoco estaba bien denegar la ofrenda. Selma y Diana estaban al otro lado de la valla, me acerqué, leímos juntas el cuento que acababa de comprar en la sede y compartimos la merienda. Subida en el autobús no pude contenerme más, me puse las gafas de sol y me dejé abrazar.
A tan sólo unos dieciséis kilómetros nos esperaba el mar y al sol le quedaba poco para desaparecer en el Pacífico. El grupo bajó a la playa, y cada uno ocupó su espacio, en compañía, un chapuzón, paseando, a solas... cada uno a lo suyo y todos en lo mismo, la puesta de sol fue compartida y un expontáneo aplauso rompió el silencio contenido.
De camino a la playa hicimos una parada en Sutiava, barrio periférico de León. Tras una charla sobre el funcionamiento social del barrio, nos invitaron a dar un paseo amenizado por un pasacalles de La Gigantona...y llegó, me llegó, choqué y me estampé con la pobreza (hasta ahora matizada por la organizaión). A diferencia con la comunidad de Venecia, los residentes del barrio no sabían que el grupo iba de visita, comenzaron a unirse niños al sonido de la tamborada, todos regalando sonrisas, Diana quiere ser bailarina, y su prima Selma licenciadan, juegan a la rayuela y cantan canciones, sólo que también, el sonido de un disparo entra dentro de su cotidianidad ...
El paseo fue breve e impactante, y mis sensaciones en crescendo, nos volvieron a reunir en la sede social donde nos tenían preparada una merienda, no sabía cómo actuar, nos estaban regalando un lujo, y alrededor de la sede se habían quedado a la espectativa pandillas de niños que se habían sumado al pasacalles, tenía un nudo en el estómago y sabía que tampoco estaba bien denegar la ofrenda. Selma y Diana estaban al otro lado de la valla, me acerqué, leímos juntas el cuento que acababa de comprar en la sede y compartimos la merienda. Subida en el autobús no pude contenerme más, me puse las gafas de sol y me dejé abrazar.
A tan sólo unos dieciséis kilómetros nos esperaba el mar y al sol le quedaba poco para desaparecer en el Pacífico. El grupo bajó a la playa, y cada uno ocupó su espacio, en compañía, un chapuzón, paseando, a solas... cada uno a lo suyo y todos en lo mismo, la puesta de sol fue compartida y un expontáneo aplauso rompió el silencio contenido.
5 comentarios:
Chica... chiquitaja, precioso; me preguntaba como condensar tantas emociones y tantas contradicciones, gracias por poner palabras a estos sentimientos q nos inundan y desbordan. Gracias compañera.
Guau,impresionantes tus descripciones.Me hago a la idea que estoy ahí contigo.
El viaje a Sevilla buenísimo.Turismo,cañitas,turismo,Pedro Ximenez,turismo,pescaito...Como dice la canadiense:¡loco!
Carmen ganó medalla de oro con el ejercicio de pelota.
Un besazo grande.Lola.
Hola Pupa!!!
Bueno te escribo desde el curro, ya que desde el ordenador de casa me da problemas.
Recordarte que en Zaragoza tienes a uno pendiente de todo lo que haceis y de como transcurre el viaje y que tiene mucha envidiaaaa, eso si, sana, je, je.
Un besote y sigue luciendo sonrisa.
me has puesto la carne de gallina tía
sigue disfrutando de esa experiencia, exprímela al máximo vale???
¿cuánto tiempo era? (se me ha olvidado, sorry)
muaaaa
mi pupiii! me alegro que te esté llenando tanto esto y de lo que estás aprendiendo y disfrutando, sobre todo regalando todo lo que poco a poco fuiste creando y construyendo aqui, esa capacidad de regalar energia, tus sonrisas, tus abrazos... estamos contigo pero no te quedes alli que has de seguir creciendo. mil besos. Way.
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