18 de junio de 2008

puri y el vuelo nocturno.

(Taller de barro, Taller de Fotografía)
Yo tengo días buenos y tengo días malos.
En los días buenos escribo poemas alegres. En los días malos escribo poemas tristes.
Yo antes odiaba mis poemas tristes.
Aparte de días buenos y días malos, tengo también unas alas. Las tengo tanto en los días buenos como en los días malos; pero no las llevo a las espaldas, sino que las tengo en el paragüero de la entrada de mi casa.
En lugar de plumas, tienen poemas.
Algunas noches me las pongo sobre los brazos, subo hasta la azotea y, desde allí, alzo el vuelo.
En las noches buenas mi vuelo es un pañuelo de naipes. En las noches malas...en las noches malas...¡qué pereza de alas!
Mientras vuelo, se hace inevitable que algunos poemas se desprendan. Pareciera que el viento tiene interés por arrancarlos. No me importa, ¿por qué habría de importarme? Siempre las estoy renovando, y así me siento un poco como el ave fénix; naciendo siempre.
Cuando regreso a casa vuelvo a dejar las alas en el paragüero y me duermo.
Al día siguiente, cuando salgo a la calle (con mis pies de andar por la calle), veo en diferentes lugares de la ciudad cómo algunas personas encuentran algún poema que en la noche anterior se ha desprendido de mis alas. Sin que se den cuenta, observo cómo los leen. Lo hacen con atención, respirándolos. Algunos asienten para sí y abandonan su mano sobre el pecho como un segundo corazón.
Lo curioso es que nunca, por más que lo intento, consigo distinguir cuándo están leyendo un poema triste escrito en un mal día, y cuándo están leyendo un poema alegre escrito en un día bueno. Todos muestran la misma atención. Mis poemas pasan a través de ellos como el sonido del mar por las caracolas.
Sin distinción, todos guardan mis poemas como un tesoro.
Así es como he aprendido a aceptar, yo también, mis poemas felices de mis días buenos; mis poemas tristes de mis días malos.
Pedro Caldas
Ediciones chiquininas.
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gracias pedro, por cada relato que nos has regalado a cada miembro del grupo de arteterapia. me he permitido el placer de transcribir el mío aquí, para compartirlo, orgullosa, cual niña muestra su regalo de reyes...

22 de marzo de 2008

Frani

Frani sonríe sonríe
con su mirada
se acerca lentamente
sin decir una palabra

me da la mano y me guía
mi planta de los pies lucha por amoldarse
a cada piedra que pisa

Frani también lleva chanclas
pero ella se desliza

es como si las piedras se fundieran
y se moldearan con sus pies en cada paso
no se desestabiliza
y su equilibrio templa el mío
que torpemente esquiva las caídas

me transmite fuerza con su mano
esa mano que más tarde jugará conmigo

hemos llegado a su maravilloso rincón,
" la punta", espigón natural de piedra
al fondo el volcán Concepción
escondiendo el atardecer


en el lago, barcas de pescadores
a un metro tres niños con la misma tarea
pero con distintos resultados
una caña y un sedal
mucha paciencia , dedicación y empeño
sin pérdida de ilusión por llevar cena al regreso

jugamos a las palmas, cantamos,
me cuenta un lindo cuento
el cuento de su vida
retales y desencuentros

nueve años de experiencia,
vitales, que marcan un comienzo
comienzo de un camino por recorrer
el camino de su vida

cargado de sueños...

Paulina

Paulina, mirada avellanada
cómplice, cálida,
encantadora sonrisa
divertida carcajada

cada mañana al amanecer
se peina su larga melena
lisa, negra, alcanza su cadera
un dulce desayuno, cargado de frutas frescas
y a tan sólo unos metros, el mar la espera

las conchas juegan con ella
hoy decide no bañarse
los trombos de agua podrían arrastrarle
peso liviano ante la inmensidad del oleaje

se acerca lentamente a a despertar a sus invitados
huéspedes intermitentes con los que jugar a ratos
intercambio de caricias, risas y abrazos
las cámaras forman parte del teatro

¿me das un bombóm?
hoy vamos a celebrar mi cumpleaños,
¿tomamos cafecito? montamos una casita y
rellenamos la piñata , voy a ser doctora,
¿pintamos flores?, ¿cantamos?...

Paulina permanece en la retina de todos...
nosotros apenas sumamos en su bagaje humano.

5 de marzo de 2008

vólare...oh oh..


Hay momentos en los que necesito tiempo, tiempo para mí, para desconectar... consigo en ocasiones encontrarlos y también compartirlos, y trato de apoyarme en ellos para no sentir el peso de grupo.

A diario ponencias, charlas, visitas, comida, más comida, autobús... y también actividades -extraescolares- donde poder soltar un poquito de arenalina yujuuuuuuuuuur! aquí os dejo un par de fotos de mi vuelo en tirolina (mi cara lo dice todo).



Mención especial al concierto del gran Silvio Rodríguez, regalo compartido con Albita y Pura, grandes empujadoras con las que conseguí llegar a una posición donde poder cantar a pleno pulmón y recordar ...

Como anecdotilla contaros que tengo la entrada del concierto intacta porque a pocos metros de la puerta de acceso, el pueblo se llevó por delante una valla y casi nos vemos envueltos en una avalancha...


Grande Silvio

3 de marzo de 2008

Y llegó...



Fin de semana en Poneloya, un descanso en el camino, tiempo para pensar, para hablar con el mar, para ver el atardecer, para compartir con el grupo, para encontrarme a solas, para escuchar las olas, para jugar con Paulina, para dorarme al sol, para hablar de lo hasta ahora vivido, para creer en un proyecto, para relativizar pequeñeces en la convivencia, para abrazar y ser abrazada, para embobarme mirando las estrellas, para echar de menos...

De camino a la playa hicimos una parada en Sutiava, barrio periférico de León. Tras una charla sobre el funcionamiento social del barrio, nos invitaron a dar un paseo amenizado por un pasacalles de La Gigantona...y llegó, me llegó, choqué y me estampé con la pobreza (hasta ahora matizada por la organizaión). A diferencia con la comunidad de Venecia, los residentes del barrio no sabían que el grupo iba de visita, comenzaron a unirse niños al sonido de la tamborada, todos regalando sonrisas, Diana quiere ser bailarina, y su prima Selma licenciadan, juegan a la rayuela y cantan canciones, sólo que también, el sonido de un disparo entra dentro de su cotidianidad ...
El paseo fue breve e impactante, y mis sensaciones en crescendo, nos volvieron a reunir en la sede social donde nos tenían preparada una merienda, no sabía cómo actuar, nos estaban regalando un lujo, y alrededor de la sede se habían quedado a la espectativa pandillas de niños que se habían sumado al pasacalles, tenía un nudo en el estómago y sabía que tampoco estaba bien denegar la ofrenda. Selma y Diana estaban al otro lado de la valla, me acerqué, leímos juntas el cuento que acababa de comprar en la sede y compartimos la merienda. Subida en el autobús no pude contenerme más, me puse las gafas de sol y me dejé abrazar.

A tan sólo unos dieciséis kilómetros nos esperaba el mar y al sol le quedaba poco para desaparecer en el Pacífico. El grupo bajó a la playa, y cada uno ocupó su espacio, en compañía, un chapuzón, paseando, a solas... cada uno a lo suyo y todos en lo mismo, la puesta de sol fue compartida y un expontáneo aplauso rompió el silencio contenido.



28 de febrero de 2008

recuperando energía





Hoy nos hemos puesto las pilas currando en la actualización de la plataforma, www.aupex.org/cooperacion/voluntarios2008/, aquí podréis encontrar a partir de ahora las quince mejores fotos del día y un pequeño resumen de las actividades -pinchad en el calendario-.













He conseguido recuperar un poquito de energía y asentar el barullo de sensaciones que me invaden.

Colores en Chocoyero, sabores del mercado de Sébaco, sonidos en la reserva de Miraflor, relajación y adrenalina en el cañón de Somoto y ante todo y sobretodo miradas, sonrisas, y abrazos de los campesinos de la Comunidad de Cantagallo. Compartir con ellos dos días ha sido una experiencia inolvidable (como si algo de todo ésto lo fuese...), una pachanguita con Harving, una conversación con la maestra de plan de Alfabetización "Yo sí puedo!", velada musical acompañada de fogata y serenata... y como no, el ron, que no falte!

Eso sí, del gallopinto no nos libramos, seguimos a base de arroz y frijolitos... si no fuese por los jugos y la exquisita fruta no sé qué sería de mí, (puedes quedarte tranquilita mamá que a diario hago caquita, jejejjeje).

...mañana más...



27 de febrero de 2008

por dónde empezar



Han pasado seis días, solamente seis días y tan intensos... No sé por dónde empezar, es tal el cúmulo de sensaciones que sin haberlas plasmado a diario me resulta complicado sintetizar. Constantemente alerta, intentando no perder ni un solo detalle. Noche en Costa Rica, visita a la reserva del Brujo, mercado de Sébaco, reserva natural de Miraflor, Cañón de Somoto... y Venecia, comunidad campesina donde con gusto me habría quedado más días.
Me voy a descansar, reposar sentimientos y a recuperar un poquito de fuerzas. He conectado unos minutos para dar señales de vida...pero el sueño está ganando la batalla.

Mamá: que me estoy y me están cuidando mucho, eh?

Lucía mi niña, muchísimas felicidades, por lo que veo muchos regalitos, no?

...y a todos aquellos que me dejáis mensajitos... muchas gracias! no os imagináis lo bien que sientan! besukis

13 de febrero de 2008

alas


las visualicé...
y empecé a crearlas,
y desde ese momento comencé a desplegarlas.
mirando al horizonte,
en paz, con inquietudes, sin prisas,
con calma.

12 de febrero de 2008

Y si te dedican un cuento

Mi joven árbol
Javier Rodríguez

Aquel joven árbol se sentía débil, quizás demasiado para el peso que él mismo había decidido soportar. Sabía –al fin y al cabo era un árbol- que las estaciones se suceden sin que nadie pueda evitarlo, que tras el frío invierno volvería la primavera y de nada serviría retener los frutos por miedo a no poder volver a ofrecerlos. Envidiaba la fortaleza de otros árboles más robustos, incluso envidiaba su propia fortaleza futura… cosas de jóvenes.

Su fruta era hermosa -como él mismo-, apetitosa, deseable… pero tanto ímpetu juvenil le impedía darse cuenta. También lo era su sombra. En su afán por crecer no reparaba en cuántas personas se detenían a descansar bajo su tronco.

Sus hojas, del color de la miel, daban sonoridad al viento cuando jugaba entre ellas. Sus raíces eran profundas, tanto que lo había olvidado.

El joven árbol era el orgullo del bosque, pero su búsqueda desesperada de la edad adulta no le dejaba disfrutar.

Había tenido jugosos frutos hasta hacía relativamente poco tiempo… y los añoraba.

Una tarde, cuando el cielo es naranja, un anciano llegado de lejanas tierras se sirvió de su tronco para apoyar su sencillo bastón mientras sacaba algo de un bolsillo. El árbol le habló:

- “Anciano. ¿Por qué me has elegido a mí?”, gritó.
- -“Al contrario, mi joven amigo, tú me has elegido a mí”, respondió el caminante.
- ¿Cómo acaso iba a hacerlo inmóvil en este bosque, sin frutos que ofrecerte, sin la fuerza del roble o el castaño? ¿Cómo?, continuó gritando ahogado el árbol.
- “Es cierto que tronco joven no enciende hoguera, pero ¿por qué buscas el calor del hogar en lugar de vivir cada una de tus vidas simplemente?, replicó el anciano.

Tras una larga parada en la que apenas hablaron, el viejo volvió a tomar su bastón y, mirando al árbol desde abajo, comentó:

- “Más fino y menos bonito que tú es este viejo bastón y da sentido a mi vida, firmeza a mi andar y un lugar en el que descansar mis quebradas manos. ¿Te sientes tal vez menos útil que él?

El anciano continuó su camino mientras el árbol por fin comprendió que el invierno hace más bella la primavera y ese es uno de sus sentidos.


No llores tus ‘frutos perdidos’ sino entiende que florecerás de nuevo cuando entiendas que das sombra, cobijo, descanso al caminante, alegría a los niños que a ti trepan… todo eso eres tú, mi niña.


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No recuerdo en qué momento me lo regalaste, no logro ponerle fechas, perdimos contacto no sé muy bien a fin de qué cuentas...
Javier cascabel, pupa agradecida.

6 de febrero de 2008

inicios...


-¡Será tan divertido! Tú tendrás quinientos millones de cascabeles y yo quinientos millones de fuentes...


Citar El Principito me ayuda a comenzar esta andadura blogera desde donde intentaré haceros llegar mis emociones, sensaciones e impresiones durante mi estancia en Nicaragua. Espero enriquecerme con millones de cascabeles y poder entregar millones de fuentes...


Cuento con la suerte de poder llevarme hasta allí cada uno de los cascabeles que me habéis ido entregando a lo largo de mi vida, y donde encontraré fuerzas para afrontar los cambios con una sonrisa sincera.