28 de febrero de 2008
recuperando energía
Hoy nos hemos puesto las pilas currando en la actualización de la plataforma, www.aupex.org/cooperacion/voluntarios2008/, aquí podréis encontrar a partir de ahora las quince mejores fotos del día y un pequeño resumen de las actividades -pinchad en el calendario-.
He conseguido recuperar un poquito de energía y asentar el barullo de sensaciones que me invaden.
Colores en Chocoyero, sabores del mercado de Sébaco, sonidos en la reserva de Miraflor, relajación y adrenalina en el cañón de Somoto y ante todo y sobretodo miradas, sonrisas, y abrazos de los campesinos de la Comunidad de Cantagallo. Compartir con ellos dos días ha sido una experiencia inolvidable (como si algo de todo ésto lo fuese...), una pachanguita con Harving, una conversación con la maestra de plan de Alfabetización "Yo sí puedo!", velada musical acompañada de fogata y serenata... y como no, el ron, que no falte!
Eso sí, del gallopinto no nos libramos, seguimos a base de arroz y frijolitos... si no fuese por los jugos y la exquisita fruta no sé qué sería de mí, (puedes quedarte tranquilita mamá que a diario hago caquita, jejejjeje).
...mañana más...
27 de febrero de 2008
por dónde empezar
Han pasado seis días, solamente seis días y tan intensos... No sé por dónde empezar, es tal el cúmulo de sensaciones que sin haberlas plasmado a diario me resulta complicado sintetizar. Constantemente alerta, intentando no perder ni un solo detalle. Noche en Costa Rica, visita a la reserva del Brujo, mercado de Sébaco, reserva natural de Miraflor, Cañón de Somoto... y Venecia, comunidad campesina donde con gusto me habría quedado más días.
Me voy a descansar, reposar sentimientos y a recuperar un poquito de fuerzas. He conectado unos minutos para dar señales de vida...pero el sueño está ganando la batalla.
Mamá: que me estoy y me están cuidando mucho, eh?
Lucía mi niña, muchísimas felicidades, por lo que veo muchos regalitos, no?
...y a todos aquellos que me dejáis mensajitos... muchas gracias! no os imagináis lo bien que sientan! besukis
Me voy a descansar, reposar sentimientos y a recuperar un poquito de fuerzas. He conectado unos minutos para dar señales de vida...pero el sueño está ganando la batalla.
Mamá: que me estoy y me están cuidando mucho, eh?
Lucía mi niña, muchísimas felicidades, por lo que veo muchos regalitos, no?
...y a todos aquellos que me dejáis mensajitos... muchas gracias! no os imagináis lo bien que sientan! besukis
13 de febrero de 2008
alas
12 de febrero de 2008
Y si te dedican un cuento
Mi joven árbol
Javier Rodríguez
Aquel joven árbol se sentía débil, quizás demasiado para el peso que él mismo había decidido soportar. Sabía –al fin y al cabo era un árbol- que las estaciones se suceden sin que nadie pueda evitarlo, que tras el frío invierno volvería la primavera y de nada serviría retener los frutos por miedo a no poder volver a ofrecerlos. Envidiaba la fortaleza de otros árboles más robustos, incluso envidiaba su propia fortaleza futura… cosas de jóvenes.
Su fruta era hermosa -como él mismo-, apetitosa, deseable… pero tanto ímpetu juvenil le impedía darse cuenta. También lo era su sombra. En su afán por crecer no reparaba en cuántas personas se detenían a descansar bajo su tronco.
Sus hojas, del color de la miel, daban sonoridad al viento cuando jugaba entre ellas. Sus raíces eran profundas, tanto que lo había olvidado.
El joven árbol era el orgullo del bosque, pero su búsqueda desesperada de la edad adulta no le dejaba disfrutar.
Había tenido jugosos frutos hasta hacía relativamente poco tiempo… y los añoraba.
Una tarde, cuando el cielo es naranja, un anciano llegado de lejanas tierras se sirvió de su tronco para apoyar su sencillo bastón mientras sacaba algo de un bolsillo. El árbol le habló:
- “Anciano. ¿Por qué me has elegido a mí?”, gritó.
- -“Al contrario, mi joven amigo, tú me has elegido a mí”, respondió el caminante.
- ¿Cómo acaso iba a hacerlo inmóvil en este bosque, sin frutos que ofrecerte, sin la fuerza del roble o el castaño? ¿Cómo?, continuó gritando ahogado el árbol.
- “Es cierto que tronco joven no enciende hoguera, pero ¿por qué buscas el calor del hogar en lugar de vivir cada una de tus vidas simplemente?, replicó el anciano.
Tras una larga parada en la que apenas hablaron, el viejo volvió a tomar su bastón y, mirando al árbol desde abajo, comentó:
- “Más fino y menos bonito que tú es este viejo bastón y da sentido a mi vida, firmeza a mi andar y un lugar en el que descansar mis quebradas manos. ¿Te sientes tal vez menos útil que él?
El anciano continuó su camino mientras el árbol por fin comprendió que el invierno hace más bella la primavera y ese es uno de sus sentidos.
No llores tus ‘frutos perdidos’ sino entiende que florecerás de nuevo cuando entiendas que das sombra, cobijo, descanso al caminante, alegría a los niños que a ti trepan… todo eso eres tú, mi niña.
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No recuerdo en qué momento me lo regalaste, no logro ponerle fechas, perdimos contacto no sé muy bien a fin de qué cuentas...
Javier cascabel, pupa agradecida.
Javier Rodríguez
Aquel joven árbol se sentía débil, quizás demasiado para el peso que él mismo había decidido soportar. Sabía –al fin y al cabo era un árbol- que las estaciones se suceden sin que nadie pueda evitarlo, que tras el frío invierno volvería la primavera y de nada serviría retener los frutos por miedo a no poder volver a ofrecerlos. Envidiaba la fortaleza de otros árboles más robustos, incluso envidiaba su propia fortaleza futura… cosas de jóvenes.
Su fruta era hermosa -como él mismo-, apetitosa, deseable… pero tanto ímpetu juvenil le impedía darse cuenta. También lo era su sombra. En su afán por crecer no reparaba en cuántas personas se detenían a descansar bajo su tronco.
Sus hojas, del color de la miel, daban sonoridad al viento cuando jugaba entre ellas. Sus raíces eran profundas, tanto que lo había olvidado.
El joven árbol era el orgullo del bosque, pero su búsqueda desesperada de la edad adulta no le dejaba disfrutar.
Había tenido jugosos frutos hasta hacía relativamente poco tiempo… y los añoraba.
Una tarde, cuando el cielo es naranja, un anciano llegado de lejanas tierras se sirvió de su tronco para apoyar su sencillo bastón mientras sacaba algo de un bolsillo. El árbol le habló:
- “Anciano. ¿Por qué me has elegido a mí?”, gritó.
- -“Al contrario, mi joven amigo, tú me has elegido a mí”, respondió el caminante.
- ¿Cómo acaso iba a hacerlo inmóvil en este bosque, sin frutos que ofrecerte, sin la fuerza del roble o el castaño? ¿Cómo?, continuó gritando ahogado el árbol.
- “Es cierto que tronco joven no enciende hoguera, pero ¿por qué buscas el calor del hogar en lugar de vivir cada una de tus vidas simplemente?, replicó el anciano.
Tras una larga parada en la que apenas hablaron, el viejo volvió a tomar su bastón y, mirando al árbol desde abajo, comentó:
- “Más fino y menos bonito que tú es este viejo bastón y da sentido a mi vida, firmeza a mi andar y un lugar en el que descansar mis quebradas manos. ¿Te sientes tal vez menos útil que él?
El anciano continuó su camino mientras el árbol por fin comprendió que el invierno hace más bella la primavera y ese es uno de sus sentidos.
No llores tus ‘frutos perdidos’ sino entiende que florecerás de nuevo cuando entiendas que das sombra, cobijo, descanso al caminante, alegría a los niños que a ti trepan… todo eso eres tú, mi niña.
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No recuerdo en qué momento me lo regalaste, no logro ponerle fechas, perdimos contacto no sé muy bien a fin de qué cuentas...
Javier cascabel, pupa agradecida.
6 de febrero de 2008
inicios...
-¡Será tan divertido! Tú tendrás quinientos millones de cascabeles y yo quinientos millones de fuentes...
Citar El Principito me ayuda a comenzar esta andadura blogera desde donde intentaré haceros llegar mis emociones, sensaciones e impresiones durante mi estancia en Nicaragua. Espero enriquecerme con millones de cascabeles y poder entregar millones de fuentes...
Cuento con la suerte de poder llevarme hasta allí cada uno de los cascabeles que me habéis ido entregando a lo largo de mi vida, y donde encontraré fuerzas para afrontar los cambios con una sonrisa sincera.
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